miércoles, 17 de febrero de 2016

CONEJO AL AJILLO CON SETAS Y ALMENDRAS

Era un profundo conocedor de su Karma, y sabía de antemano que de aquí a tres o cuatro vidas venideras, en una de ellas le corresponderá ser un conejo de pro, un conejo que satisfará los paladares más exigentes en los restaurantes más afamados. Por eso, le molestaba un montón el que en la literatura infantil de hoy en día, no hubiera ni un sólo cuento constructivo, educativo, dedicado a ellos,  los conejos. Sin embargo, los niños conocían de memoria los cuentos de otros animalitos, como "el león y el ratón, "el burrito descontento", 


"el pececito Nito", "el sapito saltarín", "la ranita encantada", ....., y así, un montón, incluso alguno dedicado a sus casi congéneres, las liebres; como veis, esto lo consideraba un agravio comparativo, es más, le dolía infinito esos comentarios groseros y chabacanos de gente insana y de mente enfermiza, que solamente se acordaban de ellos para compararlos con los o las del play boy, ¿será posible?, ¿qué tendrán que ver unos conejos con otros?, se preguntaba a si mismo una y otra vez sin encontrar respuesta.
Yo creo que todo esto, me refiero a no tener dedicado a nosotros ningún cuento, se debe a que no nos damos importancia, no nos valoramos lo suficiente, y digo más, nuestra raza somos motivo de mentira, y me explico, cómo es posible que algún cazador que otro tenga como oración preferida esa que dice: "Señor, haz que cace el suficiente número de conejos para no verme obligado a mentir"?.

Es por eso por lo que quiero contar una historia que le pasó a un pariente mío, para que veáis cómo somos los conejos:
"Cuentan que una vez, este pariente viajaba por el bosque junto con un grupo de conejos y, parece ser, y sin querer, dos de ellos se cayeron al fondo de un pozo muy profundo,


el resto de los conejos se arremolinaron alrededor del pozo y cuando vieron lo profundo que era este, le gritaron a los dos conejos que se habían caído, que era mejor que se prepararan para morir, ya que consideraban que les sería imposible conseguir salir. Los dos conejos no les hicieron caso y trataron de salvarse por todos los medios, empleando todas sus fuerzas para ver si lograban salir. Los conejos que estaban arriba mirando seguían gritando que era tontería tratar de ponerse a salvo que, por más que lo intentaran, no lo lograrían. Por fin, uno de los conejos pensó que lo que le estaban diciendo los de fuera, tenían razón, que no conseguiría salir, así que dejo de saltar, se rindió, se desplomó y se murió de un infarto.
El otro conejo continuó saltando con tanta fuerza como le era posible, y otra vez los conejos que estaban a salvo allí arriba, le gritaban que dejara de intentarlo, que dejara de sufrir y se preparara a morir en paz. Pero el conejo cada vez saltaba con más fuerza, tanta, que al final logró salir del pozo. Ya fuera, el resto de conejos, aquellos que le decían que se preparara para morir en paz, ahora le decían que se alegraban mucho el que se hubiera puesto a salvo "a pesar de lo que te gritábamos para que no te desesperaras intentando un imposible"

El conejo superviviente, muy ufano, les explicó que era sordo, que no tenía orejas porque las había perdido en un desafortunado accidente, y que pensó que los aspavientos que les veía allá arriba, eran ánimos para que se esforzarse más y así lograra salir del pozo. (también reconoció que le había ayudado mucho unas zanahorias energéticas que siempre llevaba consigo).


Y para que veáis que digo la verdad, les dijo, aquí tenéis mis orejas postizas, ¿qué os parece? ¿veis?, esta sordera, esta deficiencia me salvó de una muerte segura si hubiera escuchado vuestras recomendaciones.
¿Tiene alguna moraleja esta aventurilla que os cuento y que sucedió no hace mucho? Hombre, de moralejas no se mucho, a no ser aquella que nos machacaba en los años sesenta, aquella de "compre una Agni y 


tire la vieja"..... Quizás los de mi edad hemos repetido bastantes más veces esta moraleja, la de la estufa,  que aquello de "estudias o trabajas", frase indispensable para empezar la conversación propia de un baile "agarrao" 
Bueno, en llegando a este punto, creo que está claro el cómo somos los conejos, unos seres bastante normales, entrañables, como para que algún creativo nos haga algún cuento ilusionante, de esos que hacen soñar a niños y mayores. Saber que, en contraposición, nuestra carne es sana, sin gramo de grasa, y nos preparamos de mil maneras y de mil sabores; os cuento la número trescientos cuarenta y dos, que es la del título de este post:

CONEJO AL AJILLO CON SETAS Y ALMENDRAS


Cómo veis, he incorporado a la cocina una tablet que, como buen principiante, es una ayuda inestimable para no olvidarme de nada en la preparación de algún que otro plato de mucha cocina.

Medio conejo es suficiente -es casero y pesan algo más de dos kilogramos-, setas, almendras, aceite de oliva virgen extra,


vino blanco, una cabeza de ajo, pimienta blanca, romero, tomillo y sal es el armamento necesario para esta guerra.


Lavo y troceo el conejo


trituro un poco,  ciento y algo gramos de almendras


troceo 300 - 400 gramos de setas y pelo los dientes de ajo


en una sartén con aceite de OVE doro los dientes de ajo enteros y las almendras trituradas 


un tanto así, que cojan colorcillo los ajos y las almendras,


que retiro del aceite con una espumadera y reservo


en ese mismo aceite sofrío los trozos de conejo,


cuando estén dorados, añado un vaso de vino blanco 


dejo que el fuego elimine el alcohol del vino por espacio de ocho o diez minutos



añado a continuación los ajos y almendras que había reservado


y aquí lo tenéis, después de 20 - 30 minutos a fuego medio, y ya con la salsa espesa este es el aspecto del conejo del cuento, el que se sentía menoscabado por no tener dedicado ninguno.


Dios mío, menudo sabor, será por el ejercicio que hizo cuando saltaba al tratar de salir del pozo?


Seguro que repetiré este plato, porque es 
"UN DESPARPAJO GUISAR CON AJO"
y porque ya lo dice el dicho:
CONEJO, PERDIZ O PATO, VENGA AL PLATO

hay un traje que se amolda a todos los cuerpos: UN ABRAZO.

Esto me recuerda eso de: Por favor, ríndete, no tienes escapatoria, ¿no sientes tu persona rodeada por uno de mis abracitos? pues eso, un abracito


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