Tiene gracia que esta carpa y este tema lo patrocine una importante caja.
Esto de las ilusiones comienzan cuando tu padrino te abría una cuenta ahorro con 25 ó 50 pts. de la época, el día de tu Primera Comunión, allá por los años cincuenta. Y claro, tu ilusión era que creciera y creciera hasta llegar a 'nosé cuánto', suficiente como para hacer que disfrutaras de una buena "mili" 15 años más tarde.
No creo que pasara de mil pesetas el capital con el que afronté los primeros días de campamento allá, en Figueirido, Pontevedra. Lo que sí hice fue volar en un Caribú en mi bautismo de aire, y "gratis". !Menuda! sobrevolar la ría de Vigo, tremendo espectáculo, inolvidable.
pero bueno, vayamos al interior de la carpa. La mayoría de estas exposiciones pecan de exceso de carteles explicativos, sin embargo, en este caso el recorrido es bastante interactivo y ameno. No pude hacer muchas fotos porque todo está tremendamente oscuro, pero os cuento lo que más me llamó la atención.
Esto de los trileros hizo que me viniera a la memoria el bueno de Tony Leblanc en la película Los Tramposos
estrenada en el año 1959. Menudo arte para timar y menudo arte para ilusionar al timado. Yo creo que vale la pena ver la secuencia del timo de la estampita
Tremenda lección de interpretación, !ni los americanos!
Tanto el trilero de la bolita
como el de las cartas tienen un fin bien definido, que es ilusionar al estafado dejándolo ganar una o dos partidas para después rematarlo.
Pero claro, todo se automatiza, todo se mecaniza, y aquí tenéis este invento de un tal Per Helldorff, sueco él, que no se le ocurre otra cosa que darle a la manivela para estafar de forma automática, mira, mira, o mejor, ve a este enlace y comprueba por ti mismo
a qué tiene su gracia, además, si aparece la pasma a este no le pueden llevar detenido, "total ¿paqué?".
Y para Ilusión, la que os cuento: Parece ser que hace la tira de años, allá entre los siglos II y I a.C., aunque leo por algún otro lado que vivió entre los años 20 y 62, después de Cristo, un ingeniero y matemático griego,
un tal Herón de Alejandría. A este buen hombre se le atribuyen la tira de inventos y, entre ellos, destaca la máquina de vapor giratoria llamada aelípila que viene estupendamente explicada en los libros; también se le atribuye la 1ª máquina expendedora y, ¿cómo funcionaba este aparatito dispensador de líquido, o sea, agua bendita de la época? Os lo cuento, por que también me lo contaron a mi (que para algo fui monaguillo):
El fiel devoto introducía una moneda, dracma, en la ranura A; esta caía sobre la plataforma R y por su propio peso la hacía bajar, subiendo el cable P que destapaba el tapón G y así dejaba caer el agua en el vaso del devoto por el caño M. A medida que se iba inclinando la plataforma R, la moneda resbalaba, hasta caer en el fondo, volviendo a su sitio la plataforma empujando el cable P que vuelve a cerrar el tapón; ingenioso ¿eh?. y el devoto con la ilusión de que su moneda iba a misa.
El artilugio mas "ilusionante" de este genio antiguo es el empleado para abrir las puertas del templo sin intervenir mano humana, o sea, que era por mediación divina, pagana, eso si, pero divina al fin
""Herión de Alejandría fue un invertor greco-egipcio, del siglo II a de C. En su libro Pneumatica se dercribe un mecanismo secreto - excepto para los sacerdotes egipcios- capaz de abrir automáticamente las puertas del templo. Su uso provocó el efecto de que los dioses hacían magia verdadera, ya que las puertas se abrían o cerraban en función de si se encendía o apagaba el fuego del sacrificio.
El mecanismo consistía en un antecedente de la máquina de vapor, llamado aeolipile: un recipiente con dos tubos curvados montados en el ecuador de una esfera. Cuando el agua del recipiente hervía, el vapor pasaba por los tubos y hacía rotar la esfera, activando el mecanismo de cuerdas que hacía que las puertas se abrieran lenta y majestuosamente, "ellas solas" o "con la ayuda de los dioses""
y a mi, la verdad, me cuesta creer que hubiera genios capaces de estos inventos
fijaros, esta es la representación del invento abrepuertas del templo que está expuesto en la carpa. Arriba las puertas del templo y, en el piso de abajo, el artilugio que accionaba la apertura y cierra de las mismas. Como la foto no es muy buena ya que todo esto esta dentro de vitrinas o urnas de cristal, he buscado algo en Internet donde se ve perfectamente cómo funciona:
grabado cortesía de "historias con historia"
llega el devoto a las puertas del templo y hace su ofrenda encendiendo fuego en el pebetero. El aire se calienta y al expandirse hace que aumente la presión y empuja el agua llenando el contrapeso que acciona el mecanismo para abrir la puerta; cuando el aire se vuelve a enfriar, la presión disminuye y el agua vuelve a ocupar su lugar, el contrapeso se vacía y las puertas se cierran.
Bueno, bueno, imaginaros como se queda el griego de la ofrenda al ver tamaño prodigio. Seguro que temblándole las piernas, (de ahí viene eso de "no siento las piernas") le falta tiempo para ir a comprar un jamón de varias jotas para hacer una ofrenda a los dioses, como es debido y no esas a base de una velita de nada y es que los dioses de antes se las ingeniaban de verdad para que los cerdos de bellota anduvieran muy solicitados por ser muy agradables a los idem.
Yo, amigos, acabé el recorrido de la carpa con un sentimiento más realista que nunca, más con los pies en el suelo al salir que al entrar, deseando que llegue mañana para recuperar el tiempo, pensando que ese mañana, quizás, ya sea tarde para "sementar as patacas de cedo".
De lo que si, todavía, estoy a tiempo es de darte mi consejo: por favor, !ríndete!, no tienes escapatoria, ¿no sientes tu cuerpo rodeado por uno de mis abracitos?, pues eso, un abracito
La frase:
EL IGNORANTE AFIRMA, EL SABIO DUDA Y REFLEXIONA. Aristóteles, filósofo griego
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