Nos cuenta Torrente Ballester en su novela "Crónica del rey pasmado", que así se quedó Felipe IV al ver a la corte"sana", parece ser sanísima, Marfisa, el día se su escapada nocturna. Cuatro pecados mortales y un gatillazo, unidos a una vista y/o visión integral de la susodicha señorita, fueron más que suficientes para pasmar al Rey y, seguro, a cualquier humano que se precie de serlo.
aquí tenemos a nuestro último Austria unos meses después de quedar pasmado, ya recuperándose
Cuento esto, sucedido en el siglo XVII, porque desde esos siglos la capacidad de asombro que nos acompaña a lo largo de la vida, cada vez es más pequeña, o ya a desaparecido por completo. No nos sorprende nada, o casi nada. Gracias a Internet, conocemos todos los atardeceres, todas las cataratas y cascadas más altas y espectaculares, todas las frases de la amistad más profunda y duradera, todas las vidas y milagros de los animales y de la naturaleza, cómo se reproducen, cada cuánto, todas las fotos maravillosas y preciosas hechas desde satélites, todos los museos, todos los frescos de las Capillas Sixtinas, etc. etc. Todo ahora está al alcance de un ratón. Casi nada es capaz de dejarnos pasmados.
Pero, amigo, hoy, día 31 de diciembre, el periódico La Voz de Galicia de aquí, de La Coruña, abre la sección de mis asombros con esta noticia
El amigo del periodista, un poco "no enterado" como yo, habla de una gastroteca que dicho así, más parece un almacén de jugos gástricos, qué digo, una biblioteca o fonoteca de eructos. Menos mal que nuestro querido periodista aclara un poquito después que se refiere a una GASTROENOTECA. Ahora ya no es como antes, que vas en plan campechano, de barrio, y pides dos claretes y de tapa también me pones dos de callos.
El jueves pasado tuve una comida con amigos de la juventud. En la invitación o convocatoria previa, venía el menú y uno de los platos era un "timbal de pulpo"
de primeras piensas en el clásico bombo de la música idem, y dices, nada, que nos ponen una muñeira de Chantada en plan ambiental, mientras comemos "o polvo". Menos mal que tenemos el Wikipedia en donde aclara que el timbal de comida es el socorrido tazón que usamos en casa para poner el puré de patatas o el arroz en blanco, en plan fino, las comidas de los días de fiesta.
¿y si no tuviéramos el Wikipedia? pues nada, hombre, nos vamos un día antes a una gastroenoteca y pedimos una tapa del susodicho timbal de pulpo. Miramos, probamos y aprendemos. Ya podemos asistir a la comida de amigos sin miedo a hacer el ridi. Gracias, Sr. periodista.
Y esta otra noticia del mismo día (insisto, del 31 y no del 28 de diciembre) es para doctorarse en actitudes de hombre pasmado.
Resulta que, previo pago de entre 360 y 1500 euros del ala, esta señora tailandesa te da de yoyas en esas partes y !ala! dos tallas más grandes de golpe (y por los golpes) Y digo yo, si esto es verdad, antes de cumplir, con pedirle a la señora (a la de cada uno), que te de una buena patada en las partes pudendas, ya está. Y !venga!, fuera viagras y demás zarandajas. Es más, ahora los papás, en vez de dar el cachete en el culete del niño, dale la vuelta, (al niño) y el día de mañana te lo agradecerá.
!!PAIS!! antes España
La frase:
OJALÁ QUE TENGAS TU PARAGUAS ESTROPEADO PARA QUE EL AGUACERO DE LA PAZ, LA FELICIDAD, EL AMOR Y LA ESPERANZA TE MOJE HASTA CALARTE Y SALPIQUE A TODOS LOS QUE TE RODEAN.
¿sorprendido por la frasecita? pues nada hombre, no es mía, !!es del interné!!, faltaría más.
UN ABRACITO
La cara de ese rey ademàs de quedar pasmado, era muy feo, tu procura no asombrarte mucho con tanta noticia, aunque no veas como me he quedado yo despues de leer la terapia tailandesa.
ResponderEliminarMiguel nosotros estamos perfectos con nuestra talla, a saber si estamos asì de bien de las tortas que hemos recibido,porque a mi me han dàdo eh.
Un abracito