Esto sucedió en un pueblo pequeño y ya hace muchos años, que digo años, muchos siglos, en donde vivían
A pesar del riesgo que suponía, ya que te podías caer o mojarte (por lo de "agua va"), el señor esa noche escala hasta llegar al balcón de la chica bien, y la conmina a que le de un beso como señal y recuerdo del amor pasado. Ella, aunque lo deseaba con todas sus fuerzas, se lo niega haciendo honor a su buen nombre. Él no lo puede resistir y cae fulminado allí mismo, en el balcón. Como es natural en un pueblo pequeño, se arma la de San Quintín de murmullos y comentarios pero al fin, el día siguiente se organiza el funeral. En plena celebración la chica se acerca al señor muerto y le da un beso en los labios, el que le había negado en vida. Pasados unos minutos, como no se movía ni se separaba de su amado muerto, la gente se empezó a mosquear y al acercarse a élla para retirarla, se dieron cuenta que ya estaba muerta. También ÉLLA había caído fulminada
una chica de clase bien, que además era de rompe y rasga
y un mozo que no era de su mismo caché.
Bueno, pues resulta que se enamoran el uno del otro y se enteran sus familias y se la montan. Sobre todo los papás de clase bien que no dejan a la chica, que se llama Maribel, que se vea con el pobretón. Los chicos erre que erre que quieren salir juntos. El papá de Isa, para quitarse de encima al plomadas del chico, lo lía con el cuento de que le da un plazo de cinco años para que haga fortuna, en una palabra, que se haga rico. El mozo, que se llama Diego, se conjura con su chica para que le espere esos cinco años y allá se va a hacerse de oro, que en aquellos siglos se conseguía guerreando y derrotando infieles. El mismo día en que se cumplen esos cinco años de plazo, regresa el mozo (bueno, señor, que ya había crecido) al pueblo y se encuentra con la papeleta de que Maribel, su chica, se casa con otro al día siguiente . A pesar del riesgo que suponía, ya que te podías caer o mojarte (por lo de "agua va"), el señor esa noche escala hasta llegar al balcón de la chica bien, y la conmina a que le de un beso como señal y recuerdo del amor pasado. Ella, aunque lo deseaba con todas sus fuerzas, se lo niega haciendo honor a su buen nombre. Él no lo puede resistir y cae fulminado allí mismo, en el balcón. Como es natural en un pueblo pequeño, se arma la de San Quintín de murmullos y comentarios pero al fin, el día siguiente se organiza el funeral. En plena celebración la chica se acerca al señor muerto y le da un beso en los labios, el que le había negado en vida. Pasados unos minutos, como no se movía ni se separaba de su amado muerto, la gente se empezó a mosquear y al acercarse a élla para retirarla, se dieron cuenta que ya estaba muerta. También ÉLLA había caído fulminada
(pulsa en una foto y se ve más grande)
esta noticia la da un diario de Teruel. Es de hoy, sábado, día 18 de febrero. Conmemora o mejor, rememora la historia de "LOS AMANTES DE TERUEL" vivida allá por el siglo XIII, año 1217. Contada en serio, más o menos se parece a lo escrito. Diego de Marcilla (Juan Martínez de Marcilla según los libros de historia) e Isabel de Segura viven enamorados pero sin el consentimiento del padre de Isabel. El resto de la leyenda ya la sabéis
juntos los enterraron y juntos siguen
¿Cómo son los amantes de hoy? ¿Escalarían al balcón para ver y besar a su amada? !Hombre no!, que a lo peor vive en un quinto y sin ascensor. Pero sí anda por las alturas, no tan altas, pero altas al fin
que menos que 5 metros de altura
y seis meses de agradecimiento
este enamorado de Bea está tan seguro de su amor que lo pinta
para siempre !!jamás!!.
estas NELY son así de expresivas. Un fin de año que aun perdura
aunque alguna es un poco obsesiva
pero al final, aunque sea muy al final
más de un cuarto de siglo. La as ....... Del "cuelga tu, cari" "no, tonto, cuelga tu" pasarás al "aspira tu, gordi" no, aspira tu que te toca a ti.
Al final, LA MENTIRA VERDADERA es que
las cosas verdaderamente importantes no se ven con los
se ven con el
La frase:
A MENUDO EL SEPULCRO ENCIERRA, SIN SABERLO, DOS CORAZONES EN UN MISMO ATAÚD (Alphonse de Lamartine)
Un abracito, como siempre.
fotografías: propias y red
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